Adaptaciones de las diferentes deformaciones craneales

Los procesos de adaptación a las diferentes presentaciones de deformación craneales se presentarán en la misma medida y de manera compensatoria a la deformación. La repercusión en sus estructuras vecinas y éstas en el resto del cuerpo son necesarias, de manera que el tratamiento de las mismas también lo será.

Es vital conocer las repercusiones de una deformación craneal en todos los aspectos posibles, saber qué zonas craneales se ven alteradas y cómo afecta al  resto del organismo, si las afecciones son de índole nervioso o vascular, o de ambas en diferente medida; si “sólo” es estético o de tipo mecánico sin compresiones.

Una vez hayamos normalizado una plagiocefalia de sus compresiones y de sus disfunciones mecánicas, la forma plagiocefálica que quede no debería dar ningún problema, es más, si hemos ido tratando el resto del organismo a la vez, las predisposiciones asociadas dejarían de existir: si en algún momento hubiera habido una escoliosis, tortícolis, problemas visuales o de ubicación en el espacio asociadas a la deformación, éstas ya no existirán de manera activa aunque la huella de las intenciones tensionales comandadas por la deformación no se habrán borrado por completo.

Las adaptaciones de una deformación afectan a todo el cuerpo  como unidad: en función de la alteración de los ejes de movimiento de los huesos directamente implicados en la deformación, los acortamientos musculares que se produzcan y la compensación de los mismos, el comportamiento de la biomecánica  en  general en función de los parámetros que la propia conformación anatómica permita, serán los que hagan que una deformación craneal, no llegue a ser un problema pero por otro lado, si no se trata, podrían ser los precursores de la cronificación de la propia deformación.

Tensiones irregulares

Llamamos tensiones irregulares a aquellas manifestaciones tensionales que son propias de las disfunciones de los movimientos involuntarios: M.R.P, M.R.S o fascial; son precisamente aquellas que llaman la atención, las que hacen que aparezcan los llamados movimientos erráticos.

Dos tipos de deformaciones craneales:

Es necesario diferenciar y separar, en al menos dos tipos y formas lesionales, por lo cual hay que definir dos grupos diferentes de deformaciones craneales, clasificando dos tipos de Plagiocefalias, dos tipos de braquicefalias, dos tipos de Escafocefalia y dos tipos también de todas las deformaciones craneales procedentes de las mismas; quedan completamente exentas las malformaciones craneales y las craneo-sinostosis, la Osteopatía no las trata.

Hagamos una distinción, es realmente importante que se conozca cuál de estos dos grupos, son realmente susceptibles de mejorar considerablemente con Reorganización Tensional Craneal y Osteopatía Infantil Craneal. El primer grupo: -Blandas o tensionales– mejoran considerablemente hasta la completa o prácticamente completa normalización. El segundo grupo de deformaciones: -rígidas o estructurales-, no mejoran lo suficiente como para considerar la O.I.C o la R.T.Cr como un tratamiento exclusivo, sino más bien como tratamiento de apoyo al casco corrector ortopédico. El casco ortopédico acabará suavizando la deformación parieto-frontal o parieto-temporo-parietal, pero apenas resolverá la deformación de los occipitales, sobre todo a nivel de las porciones basilares y de la alineación de los cóndilos. Por el bien del protagonista de esta situación que es el bebé, es indispensable que haya coordinación entre el Médico Neurocirujano que prescribe el casco y el Osteópata que aplique el tratamiento osteopático.

Se establecen estos dos grupos: -blandas/tensionales- y -rígidas/estructurales-. Por lo que su propio nombre indica son lesiones de aspecto blando y de tipo tensional las -blandas/tensionales- y las -rígidas/estructurales- son de aspecto rígido y de tipo estructural. El comportamiento de las lesiones es determinante para poder discernir de qué tipo se trata, la codificación del contenido de la terapia, siempre debería estar en la misma frecuencia para cada caso. Tendremos que conocer la  conformación de movimiento y forma de los huesos del cráneo.

Conformación de movimiento y forma de los huesos del cráneo

Se denomina conformación de movimiento y forma a la relación de los movimientos de los huesos del cráneo respecto a su conformación anatómica, creando así sus ejes de movimiento. Utilizaremos este término para poder justificar la desviación o modificación de los diferentes ejes de movimiento en las deformaciones craneales. La modificación de un solo eje de movimiento en un solo hueso del cráneo hará que el resto de los huesos modifiquen sus ejes de movimiento adaptándose al primero y principal hueso modificado en relación a su movimiento y forma.

Leyes de Osteopatía

1ª-. Deformaciones blandas/tensionales

Las deformaciones de este tipo son principalmente “mal-alineaciones” de los huesos del cráneo que guiados por las membranas de tensión recíproca siguen una dirección de formación y de crecimiento desviada. El origen de este tipo de deformaciones podrían ser vestigios tensionales producidos en el propio proceso embriológico: diferentes tensiones posturales del feto en su vida intrauterina generarían unos puntos de apoyo en diferentes zonas del cráneo, columna y sacro generando un proceso de deformación que empezarán a hacerse efectivos en los primeros meses de vida, haciendo presente la predispuesta deformación. Sea por la causa que sea, en este grupo de deformaciones, no parece haber ningún tipo de carga genética y si la hubiera, podría tratarse de un tercer grupo, mixto, conteniendo componentes de los dos grupos: blanda tensional con cierta carga genética.

A la palpación, son cráneos “flexibles”, moldeables, no ofrecen resistencia o apenas  la ofrecen. Al hacer contrarresistencia, cuando realizamos las maniobras de corrección, reaccionan al estímulo de cambio de inercia de las tensiones que soportan la deformación craneal mientras el Impulso Rítmico Craneal se sigue sintiendo de manera insistente y amplio en sensaciones. Al terminar las normalizaciones pertinentes, realizamos una palpación de comprobación y el M.R.P nos indicará que los huesos del cráneo siguen los parámetros normales o casi normales en todos los aspectos.

Es primordial que las maniobras que utilizamos para normalizar o suavizar una deformación funcionen, igual de importante es que mientras trabajamos seamos capaces de recibir las sensaciones de si está funcionando o no lo que estamos haciendo, no vale con trabajar y esperar a ver qué pasa y volver a trabajar otra vez. Es preciso saber si lo que estamos haciendo está resolviendo o no, tenemos relativamente poco tiempo para encontrar resultados por muy pronto que empecemos a trabajar con el bebé.

No debemos conformarnos con lo que trabajamos en nuestra consulta, los padres o cuidadores tienen que colaborar y es precisamente con lo más cotidiano con lo que más pueden ayudar: mientras duerme, mientras mama, cuando juegan con él, todo lo que vamos a enseñarles a los padres será tan fácil de realizar en el pequeño como resolutivo, cada trabajo que se realice irá a favor de la corrección de su deformación.

 2ª-. Deformaciones rígidas/estructurales

Son cráneos con poca calidad de movilidad, cuyo limitado movimiento se ve direccionado en el sentido de la deformación, siendo éste su movimiento normal. Los parámetros del M.R.P se verán modificados en la medida que los ejes de movimiento de los huesos del cráneo también lo estén, esto se debe a que los huesos del cráneo padecen una deformación sometidos a la información celular que conforma su anatomía, de manera que crecen deformándose. Por otro lado tendremos el componente de mala alineación y las tensiones compensatorias, con estos dos componentes podremos trabajar con éxito pero con el principal me temo que necesitaremos ayuda.

A la palpación se aprecia que la dirección de la deformación (fascial) y el M.R.P convergen, convirtiéndose en un solo movimiento: el movimiento propio de la forma que toma la deformación. A diferencia de las deformaciones -blandas/tensionales-, éstas no atienden de forma eficaz a las normalizaciones craneales, se suelen resistir a ellas y terminamos redundando en un movimiento de bucle: llegará un momento en el que las tensiones intracraneales no responderán al estímulo de la palpación.

Este tipo de deformaciones hay que trabajarlas de manera muy insistente y con manipulaciones directas, también trabajaremos en ellas las demás formas de normalización, pero cuando éstas dejen de hacer efecto habrá que cambiar inmediatamente a las maniobras directas de reducción de las deformaciones.

Las normalizaciones que realicemos en este tipo de cráneos y las maniobras que les mandemos hacer a los padres y cuidadores son de suma importancia ya que éstas harán que se reduzca considerablemente las tensiones que van a favor de la deformación pero no olvidemos que no contamos con mucho tiempo, ni siquiera en el mejor de los casos contamos con mucho tiempo. El cráneo de un bebé al año habrá doblado su tamaño y a partir  del año el cráneo crece más despacio y hay menos margen de maniobrabilidad a consecuencia de avanzado estado de fontanelas, no olvidemos que el modelaje y  alineación de los huesos del cráneo es posible gracias a que mientras trabajamos el cráneo está creciendo.

El trabajo del hueso occipital es fundamental para que no existan repercusiones de tipo nervioso y vascular, así como desviaciones que pudieran producir escoliosis, tortícolis y demás problemas mecánicos/posturales. Es importante insistir en la importancia del tratamiento del hueso occipital ya que es precisamente el que más problemas puede causar y el hueso en el que menos influye el casco corrector, son las porciones basilares de los occipitales las que deben ser tratadas de diferente manera con respecto a las deformaciones de origen blando. Son los fulcros de tracción directa los que utilizaremos para el tratamiento específico de las porciones basilares de los huesos occipitales.

Raúl Guzmán. do